viernes, 10 de septiembre de 2010

Reflexiones sobre el patriarcado


Lo que vulgarmente se llama "machismo" no es más que la punta del iceberg de toda una organización social profundamente discriminatoria para con las mujeres, que se ha dado en llamar "patriarcado". Es decir, que el sistema patriarcal implica mucho más de lo que vulgarmente se entiende por machismo.
Miguel Lorente Acosta, director del Instituto de Medicina Legal de Granada y, hace ya algunos años, dedicado también al estudio de la violencia de género, decir delante de mujeres y hombres del ámbito político, judicial, universitario, representantes de la ONU, asociaciones de diferentes colores y condición, y ciudadanos y ciudadanas de a pie, que la causa última de la violencia de género estaba en el Patriarcado y que cualquier otra explicación era simplista o reduccionista.
En nuestra sociedad occidental ser machista ha empezado a estar mal visto, por lo que los mecanismos del patriarcado se han vuelto más sutiles o solapados y se esconden bajo nuevas justificaciones .
El Patriarcado es una estructura que está por encima de las personas, aunque cada persona (hombre o mujer) ponga su granito de arena, mayor o menor, para que dicha estructura se mantenga.
La sociedad es la suma de las actuaciones de cada uno de los individuos que la componen; por otro, que las estructuras sociales influyen en el comportamiento individual, a veces condicionándolo muy fuertemente. Pues bien, es aquí donde reside la diferencia entre machismo y patriarcado: mientras que el machismo es una actitud y una conducta (individual o colectiva), el patriarcado es toda la estructura social en la que muy diversos factores se entrelazan y refuerzan mutuamente para hacer posibles las actitudes y conductas machistas: categorías conceptuales, esquemas de percepción, universo simbólico, leyes, costumbres, instituciones, organización económica, educación, publicidad, etc.
Algunas manifestaciones externas de la estructura o sistema patriarcal se han convertido en evidentes para la mayoría de la gente, gracias a una labor de denuncia continuada por parte de muchas mujeres. Así, reconocemos las estructuras patriarcales en la discriminación salarial por causa del género, en la violencia conyugal o en el acoso sexual en el trabajo. Pero esas manifestaciones externas hay quien piensa que son cosas y casos puntuales, que están lejos, que en nuestra vida cotidiana no tienen incidencia.
Sin embargo, el patriarcado aparece hasta en los detalles más nimios de nuestra vida diaria, porque ha cristalizado en estereotipos que condicionan todos nuestros comportamientos, tanto de las mujeres como de los hombres. En la estructura o sistema patriarcal, se asigna a la mujer ese determinado papel social o “rol” subordinado al hombre, que condiciona la vida entera de las mujeres, del que les es muy difícil escapar y que es profundamente discriminatorio.
Es complicado resumir los múltiples aspectos bajo los que se manifiesta el patriarcado. No se sabe por qué, en algún momento de la prehistoria se comenzó a construir este sistema de dominación de los hombres sobre las mujeres que ha llegado a ser tan universal (a lo largo del tiempo y en todas las partes del mundo) que mucha gente piensa que es "natural". Pero igualmente mucha gente pensaba hasta hace relativamente pocos años (en comparación con la historia de la humanidad) que la esclavitud o la división jerárquica de la sociedad en clases sociales estancas eran también cosas "naturales". De ahí la falta de conciencia generalizada, la falta de conceptualización y divulgación del término "patriarcado".
Las principales manifestaciones del sistema patriarcal se pueden dividir en: aspectos socio-económicos, aspectos psicológicos y aspectos culturales, aunque todos están interrelacionados y se apoyan y refuerzan mutuamente. Estos aspectos pueden ser causas o efectos del Patriarcado, o las dos cosas a la vez.
Al ser una construcción social, los aspectos más visibles del sistema patriarcal son MANIFESTACIONES SOCIO-ECONÓMICAS, algunos de ellos son:
Falta de independencia económica.
División del trabajo en general según género
Violencia doméstica, acoso sexual y violación.

• * La educación reglada (colegios, institutos, universidades) androcéntrica (centrada en los hombres). Todos los grandes nombres que se estudian en la historia, la literatura, el arte y la ciencia son hombres; no se da relevancia a las pocas mujeres que han podido destacar y no se explican las causas de que haya tan pocas mujeres destacadas, con lo que se transmite subliminalmente el mensaje de que las mujeres son incapaces o, al menos lo han sido, y se impide que las nuevas generaciones rompan con esa idea del inconsciente colectivo
Transmisión y fomento de los estereotipos por los medios de comunicación y la publicidad. La publicidad va dirigida fundamentalmente a las mujeres, a las que refuerza en su papel de encargadas del trabajo doméstico y de objetos sexuales, retroalimentando su insatisfacción con el propio cuerpo. Toda una nube de programas y prensa "rosa" o "especial para ti, mujer" (dirigidos a las mujeres), así como los programas y la prensa "deportiva", y la pornografía (dirigidos exclusivamente a los varones) contribuyen igualmente a la transmisión y fomento de los estereotipos femenino y masculino.
Las religiones, como manifestaciones culturales, contribuyen a mantener todos los prejuicios misóginos y la idea de la mujer siempre dependiente y subordinada al hombre, a través de su influencia en nuestro imaginario colectivo (incluso con una imagen masculina de Dios o de los dioses) y a través de las propias estructuras de poder.
Gustavo Aramburu (Causa Justa)

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