Entre estas aves, se destacan chorlos, gaviotas, golondrinas, lechuzas, picaflores, carpinteros, horneros, tijeretas, calandrias, zorzales, siete colores, cardenales y muchas otras que llegan en enormes bandadas y que posan en Punta Rasa antes de continuar su extraordinario viaje. Este fenómeno ha convertido al lugar en el centro de atención de los más destacados naturalistas y ornitólogos del mundo. Cada primavera, estudiosos provenientes de Europa, especialmente Alemania, y de Estados Unidos llegan a la zona con teleobjetivos y otros instrumentos para aportar su granito de arena a la misteriosa causa de las migraciones, tema que tanto ha desvelado a la ciencia. Quizás por ello no es de extrañar que junto al faro San Antonio, la Fundación Vida Silvestre ha dispuesto una estación biológica cuya misión es estudiar las especies, mediante procedimientos que comprenden el conteo y anillado, además de proteger el lugar de las incidencias que ocasiona el hombre a veces sin siquiera notarlo.
La conciencia ecologista ha comenzado a afianzarse en nuestro país y la contemplación de estas hermosas aves marinas puede ser el punto de partida para que grandes y chicos incorporen los valores que las políticas de estado de cada país deben fomentar entre sus ciudadanos: el amor a la tierra, al aire, al mar y a los seres que allí se cobijan. Pero más allá de los aspectos científicos, la presencia de grupos de hasta mil quinientas aves se convierte en un espectáculo inolvidable que nos invita a soñar con ser uno más de la bandada y unirnos a uno de esos fascinantes vuelos de miles de kilómetros. Un sueño del hombre que, aunque pasen los años, seguirá vivo por siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tus mensajes son el aire para mi blog!! gracias